El día 15 de marzo comencé oficialmente la tercera etapa de mi vida. La etapa de la jubilacion, en mi condición de ex-trabajador y ex-funcionario.
¿Qué se siente?
Al principio, un cierto vértigo. Mejor dicho, antes del día D, cuando te lo planteas y finalmente tomas la decisión, tienes cierto miedo. Es un punto de no retorno. La jubilacion es una de esas extrañas decisiones binarias, y además unidireccional, propias de los humanos.
Los animales no se «jubilan».
Así que te lo piensas porque no es una cosa que puedas deshacer si sale mal.
Además, representa una entrada oficial en la «tercera edad» es decir, en la etapa final de tu vida. Cuando te jubilas estás aceptando oficialmente que eres viejo, en el sentido mas peyorativo de la palabra.
Me consuela un poco que Ramón Tamames, el candidato a presidente del gobierno en la próxima moción de censura, haya decidido a sus 89 años salir a la palestra nada menos que ante todo un parlamento español. El mismo Ramón decía hace poco «tempus fugit» en una conferencia de prensa.
Y efectivamente, el tiempo corre. Si me apuras, más rápido cuanto mas mayor eres. Para un niño de 10 años, el onceavo es 1/11 de su vida, o sea 0,09. Para un viejo de 67, es 1/67 , o sea 0.014.
Pero una buena razón para jubilarse es precisamente no perderse lo bueno, y lo menos bueno, de esa tercera etapa. Que no me pase como a un compañero, que demoró tanto la jubilacion que cuando fué a materializarla, sufrió una rápida enfermedad que lo llevó al tanatorio el mismo día en el que tenía que jubilarse. Eso sí, ¡que productividad extraordinaria en términos de rendimiento económico al sistema de pensiones!.
De momento, y respondiendo al qué se siente, pues nada especial. Estoy a la expectativa, digamos, mientras llevo una vida mas o menos rutinaria. No me sobra tiempo; en algunos momentos incluso me falta, como parece ser que le sucede a tantos otros en mi situación.
Es cierto que una vez abandonada la rutina del trabajo y de sus relaciones sociales implícitas, cultivas otros círculos, no sólo familiares, sino también más locales o próximos tanto a tu domicilio como a tus intereses.
No quiero estresarme, para lo que me he obligado a mantener una lista de tareas que voy cumpliendo poco a poco, del mismo modo que nuevas tareas van surgiendo inexorablemente.
Una de ellas será ir manteniendo este blog con relatos de mis vivencias. Sobre todo para mí, pero, quién sabe, quizás también para otros.
Bueno, cumplida ya la tarea de esta primera entrada de este exfuncionario jubilado, me emplazo y os emplazo a seguir con otras reflexiones, espero que menos abstractas, la semana próxima.
¡Nos leemos!
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